Amor en cuatro continentes
Apenas hace un mes salió a la venta su último libro y primera novela, «Amor en cuatro continentes», y ya está trabajando en una próxima publicación, en la que recopila vivencias, chascarros, memorias y recuerdos. Serán historias cortas sustentada en 12 años de trabajo en el Senado y 35 en la Cancillería. «Desafortunadamente tengo muy buena memoria…» dice Demetrio Infante, abogado egresado de la Universidad Católica de Valparaíso y con estudios en Detroit, Estados Unidos. Cumplió distintas distinciones diplomáticas y fue embajador en Nueva Zelanda, Japón y Brasil.
¿Su reciente novela «Amor en cuatro continentes», es autobiográfica? Tiene muchos guiños de serlo.
Fueron más de dos años de trabajo y es absolutamente una novela pero hay personajes que existieron tal cual. La persona que nos ayudaba en la casa en Lota cuando yo era niño, la Flora. La Moni, en Sudáfrica, una negra encantadora que adoraba a mis hijos. Hay otros personajes que si bien existieron, están modificados y hay otros que son totalmente inventados. El libro se basa en mi infancia en Lota, mi experiencia en Estados Unidos, mi trayectoria como diplomático en Sudáfrica y lo de Newcastle es todo inventado. Los ingenieros de carbón que iban a Lota venían de allá, entonces yo fui a investigar y las descripciones de la ciudad son absolutamente ciertas. La iglesia frente a la estación del ferrocarril está ahí y fue inaugurada por la Reina Victoria. En un edificio hay una placa que dice que Garibaldi estuvo ahí, existe. El proceso de trabajo en la producción de carbón inglés, las empresas que tenían, la cantidad de obreros, los requisitos para entrar, todo eso lo investigué en la biblioteca del Congreso en Washington. El libro no está exento de erotismo, es la realidad de lo que era Lota y la fuerza y coraje de sus mujeres. Hay un completo relato de los 400 años de la fundación de Concepción en un personaje que no soy yo. El día antes de la festividad, en Lota hubo una explosión de gas que mata a 39 obreros; lo que yo viví lo pongo en boca de un niño de 10 años; es lo que vi y experimenté con mi hermano. Todo es real, tal como fue.